La frustración de Jude Bellingham tras quedar sentenciada la eliminación del Real Madrid.
La frustración de Jude Bellingham tras quedar sentenciada la eliminación del Real Madrid.
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EFE

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Real Madrid no logró el milagro de la remontada ante el Arsenal

El equipo blanco cayó 2-1 en el Santiago Bernabéu y se despidió de la Champions.

El Real Madrid, defensor del título, cayó este miércoles eliminado de la Liga de Campeones tras un partido de vuelta de cuartos de final en el Santiago Bernabéu ante el Arsenal que perdió (2-1) y se quedó lejos en su intento de remontar el 3-0 de la ida en Londres.

Ya en el minuto 65, Bukayo Saka, quien falló un penalti en el 13, se encargó de echar por tierra las esperanzas madridistas anotando un 1-0 que fue respondido con rapidez, dos minutos más tarde, por Vinicius Junior. Sin embargo, el empuje del Real Madrid quedó ahí, mientras que Gabriel Martinelli anotó el 2-1 definitivo.

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Siguiendo el manual de las remontadas, la salida con rabia de un equipo herido en el orgullo tras los tres tantos recibidos en Londres, intentó atemorizar al Arsenal. No lo logró. Por mucho que Mbappé marcase con el pecho a los dos minutos. En fuera de juego. O que amenazase con una carrera elegante en la que conectó con 'Vini'.

El Arsenal no jugó atemorizado y quiso ir arriba cuando pudo. Amenazó siempre con Saka, con un disparo cruzado que fue el primer susto, probando después a Courtois con un disparo abajo desde la frontal. La oportunidad para sentenciar la eliminatoria, si es que no lo estaba ya, la tuvo en un penalti señalado desde el VAR por agarrón de Asencio a Mikel Merino.

Se volvieron a citar Courtois y Saka, que apostó por un extraño lanzamiento, tocando suave el esférico a lo Panenka pero a un lado. El portero madridista sacaba una mano para salir vencedor.

Con el tridente en el campo, sosteniendo Ancelotti a Rodrygo pese a su bajo rendimiento, Vinicius tan voluntarioso como errático en el centro y Mbappé mascando impotencia por la falta de balones. Con Modric y Ceballos, los que deben imponer criterio, en el banquillo. Así llegaba la oportunidad de resurrección de la eliminatoria, un penalti de Rice a Mbappé, por un supuesto agarrón que solamente vio el colegiado y fue corregido desde el VAR.

Ancelotti pasaba al plan B nada más pasar la hora de partido. Le daba el mando a Ceballos y cambiaba los laterales. Valverde a la derecha y Fran García a la izquierda. Más minutos que nunca en un partido grande para Endrick buscando remate. El castigo fue inmediato cuando apareció Mikel Merino para poner criterio en el pase al espacio y dejar a Saka ante Courtois para que se sacase su espina con un balón picado a la red.

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El directo a la mandíbula, el 4-0 global, tumbaba a cualquier equipo menos al que alimentó milagros en el pasado. Llegó a empatar por un error grave de Saliba, dormido con balón al borde de su área, sorprendido por Vinicius que robó y marcó a puerta vacía para maquillar su noche.

Había sido silbado desde la grada y también lo fue Mbappé cuando se retiró del campo, lesionado al hacer una presión con tanta fuerza que pisó descompensado, sin aparecer en una de esas citas en las que el madridismo esperaba al que llegó siendo el mejor delantero del mundo.

Y así murió el partido que enfrentó a un equipo con un grupo de individualidades y la defensa de corona del Real Madrid, entre ataques a la desesperada sin precisión ni la lucidez que le faltó en una Champions repleta de irregularidad que se perfila como el fin de ciclo de Ancelotti. Y un epílogo doloroso con nueva derrota, la sexta en la competición, con una transición en el añadido de Martinelli que da al Arsenal un pleno de triunfos en sus dos visitas al Bernabéu.

EFE

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